AutoRadiografía de mi Espíritu (12)

La Esperanza se puede vivir a nivel psicológico solamente y a nivel espiritual.

Ambas son necesarias para caminar en la vida.

Hoy tratamos a nivel psicológico y el próximo mes a nivel espiritual.

La esperanza en una virtud que nos presenta como posible aquello que anhelamos y deseamos lograr en nuestra vida.

¿Cuáles son mis esperanza principales en mi vida?

¿Creo que su cumplimiento es consecuencia de la suerte? o ¿del esfuerzo?

¿Cuáles son mis esperanzas que se han cumplido y cuáles las que no se han cumplido?

¿Cómo es mi reacción cuando no se han cumplido esas esperanzas? ¿Desánimo? ¿Desengaño? ¿Frustración? ¿Mayor esfuerzo? ¿Perseverancia? ¿Pedir ayuda? ¿Esperar?…

¿Cómo me siento cuando he logrado lo que esperaba?

¿Tener esperanzas me ayuda a vivir con más ilusión?

¿Soy consciente de que vivir sin esperanza no es saludable sino negativo?.

En las dificultades, adversidades y contratiempos ¿se fortalece mi esperanza? ¿se debilita o ¿se apaga?

En estos casos ¿acudo a Dios o a personas, que me puedan ayudar a sobrellevar mejor esos momentos?

Sagrada Escritura

Col. 1,27 26 El misterio escondido desde siglos y generaciones y revelado ahora a sus santos, 27a quienes Dios ha querido dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria

Rm. 8,23-25 23Y no solo eso, sino que también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo. 24Pues hemos sido salvados en esperanza. Y una esperanza que se ve, no es esperanza; efectivamente, ¿cómo va a esperar uno algo que ve? 25Pero si esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.

1 Cor. 15,19-239Si hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solo en esta vida, somos los más desgraciados de toda la humanidad. 20Pero Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto. 21Si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección. 

Tt. 3,4-7 Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor al hombre, 5no por las obras de justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino, según su propia misericordia, nos salvó por el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo, 6que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador, 7para que, justificados por su gracia, seamos, en esperanza, herederos de la vida eterna.

. 1 P. 1,13 Por eso, ceñidos los lomos de vuestra mente y, manteniéndoos sobrios, confiad plenamente en la gracia que se os dará en la revelación de Jesucristo. 14Como hijos obedientes, no os amoldéis a las aspiraciones que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia.