La oración debería ser la llave del día y el cerrojo de la noche.
Fácil es juzgar los errores de otros
Difícil es reconocer nuestros propios errores
Fácil es perdonar a otros
Difícil es pedir perdón.
Es importante aprender a hablar y escuchar cuando se debe y como se debe.
¡Todos tenemos un DIOS que TODO LO PUEDE!
La gente que mejor da, no es la que entrega algo de su bolsillo, sino de su corazón…
Ningún poder humano puede jamás violentar el sagrario impenetrable de la libertad del corazón.