Toda persona lleva inscrito en su «ADN» el deseo de crecer y de ser mejor persona. Por la fe que recibimos en nuestro bautismo vamos descubriendo que este deseo de crecer tiene relación con «parecernos» más a Jesús de Nazaret.

El acompañamiento personal y espiritual ayuda a asemejarnos a él, valiéndose de elementos de pedagogía «humana y divina», y de su Espíritu Santo, para llegar a ser la persona que estamos llamados a ser en nuestra sociedad y en nuestra iglesia.

Para aprovechar esta ayuda solo es necesario ponerse en contacto con el sacerdote.