INTRODUCCIÓN
Todos los hombres están llamados a la comunicación con Dios.
Cuando rezamos, es decir, cuando hablamos con Dios, el que ora es toda la persona.
Dios es el que toma la iniciativa en la oración, poniendo en nosotros el deseo de buscarle, de hablarle, de compartir con Él nuestra vida. La persona que reza, que se dispone a escuchar a Dios y a hablarle, responde a esa iniciativa divina.
Orar no es sólo ni principalmente, decir oraciones de memoria.
¿De qué parte de mi persona brota mi oración?
Para designar el lugar de donde brota la oración, las Sagradas Escrituras hablan a veces del alma o del espíritu, y con más frecuencia del corazón (más de mil veces): Es el corazón el que ora.
Es el lugar del encuentro con Dios, de la relación entre Dios y cada uno de nosotros personalmente-
ORACIÓN
1 ORACIÓN EN GENERAL
¿ Que pienso sobre la oración a Dios?
¿ Siento la necesidad de comunicarme con Él?
¿De qué deseo hablarle?
¿En qué medida me dirijo a Él?
¿Veo que la verdadera oración me ayuda a ser mejor?
¿Mi vida contradice mi oración por actuar de forma diferente a lo que digo a Dios?
¿Oro sólo con fórmulas hechas y con los labios, o lo hago desde el corazón?
PALABRA DE DIOS
Mt. 6,5 Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 6Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. 7Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. 8No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis.
Mt 14,23 Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo.
Mc.14,35 Y, adelantándose un poco, cayó en tierra y rogaba que, si era posible, se alejase de él aquella hora; 36y decía: «¡Abba!, Padre: tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres».